Dormí bien en el autobús que me traía desde Puno y las islas de Titicaca hasta Cuzco. A pesar de los vaivenes del bus y de que el asiento no fuera de 180sino de 160. Había reservado muchos días, al menos 7, para Cuzco porque tiene muchas cosas que ver y más que no me dieron tiempo. Tenía varios imprescindibles como todo el mundo: Macchu Picchu, preferiblemente haciendo un trekking, valle sagrado y montaña de colores. Además de eso tenía alguna otra excursión en mente como el ascenso a Choquequirao.
El autobús llega a Cuzco demasiado pronto. A las 4 AM ya estaba haciendo el checkin en el Ecopackers. El hostel es precioso y el personal muy amable. Me quedé hasta las 6 descansando en una de las hamacas de la terraza con una mantita y un té de coca. A eso de las 6, metí la maleta en la consigna y me fui a dar una vuelta. Era muy pronto Cuzco ya vive a esas horas. El
Ecopackers además está muy bien situado. En pleno centro, para mi es una de las mejores y más baratas opciones para alojarse en Cuzco.
Pasé la mañana paseando de aquí para allá visitando mercados, la plaza de armas, la piedra de las 7 puntas y el resto de la ciudad. El centro es fácil de recorrer a pie, tiene un buen tamaño pero con tiempo y ganas es un buen paseo.
A media mañana volví al Ecopackers para hacer el checin y tomarme un cafecito en la terraza interior donde conocía Nacho y Leti, de Barcelona y Murcia, que estaban viajando desde hacía meses por Sudamérica y estaban de voluntarios en el hostel. Fuimos a dar una vuelta por el mercado de San Pedro y de paso llevar a un zapatero mis botas de monte que estaban un poco rotas. Arreglo 8 soles.

Después de comer de tiradillo por unos 4 soles en el Pios Chiken, me fui a buscar las excursiones que quería hacer durante mi estanca en Cuzco. Al día siguiente tenía pensado hacer la montaña de colores pero en varios sitios me dijeron que estaba cerrada por problemas entre los pueblos locales. Existen dos caminos, el antiguo y el nuevo, el antiguo de unas 3 horas andando y el nuevo de unas 2. Como todo el mundo contrata el de 2h, los del pueblo de las 3h está perdiendo clientes lo que trae situaciones conflictivas tanto entre las dos comunidades como con los turistas.
Al final, decidí cambiar de planes, hacer el día siguiente la visita al valle sagrado, al día siguiente Machu Picchu por el Salkantai y si me daba tiempo el último día la montaña de 7 colores.
El Valle Sagrado desde Cuzco
Para el valle sagrado de Cuzco, como no quería hacerlo en grupo turístico sino por mi cuenta, así que, paré un taxi por la calle y negocié hacerlo yo sólo en el taxi. En un principio me pedía por el día completo visitando Maras, Moray, Ollantaytambo y Pisac 280s, al final como iba yo sólo, conseguí dejarlo en 170s y le pagaba la comida de ese día, un rico Cuy. Entradas aparte claro.
Quedé con el conductor, Wilder, a las 6AM en la puerta del Ecopackers de Cuzco ya que mi intención era hacer el recorrido al revés de lo normal para evitar las hordas de turistas, empezando por Maras y dejando Pisac para el final.

La primera visita en este tour desde Cuzco fue Maras. Llegamos muy pronto, no había nadie aún y pudimos visitarlo juntos. Era la primera vez que Wilder entraba y estaba impresionado. No es para menos, la extensión de las salinas es impresionante. El recorrido está diseñado para que sea circular, entrar y salir. Como no había nadie pudimos dedicarle un buen rato. Desde luego recomiendo ir a primera hora para evitar las aglomeraciones.

La siguiente visita fue Moray. Lo mejor de Moray es imaginar lo que fue, es interesante verlo, aunque desde mipunto de visita tampoco ofrece mucho más, ya que, el recorrido es muy cortito y fotográficamente tampoco ofrece gran cosa. Pero como está muy cerca de Maras pues merece la pena el desvío.

El complejo arqueológico de Ollantaytambo es impresionante. Realmente precioso. Merece la pena venir desde Cuzco. Se disfruta, te sumerge en la cultura inca en cada paso. Sin duda uno de los platos fuertes del viaje. El recorrido, a no ser que subas al monte, no es muy largo. Merece la pena pararse y contemplar el paisaje.
Para las 11:30AM más o menos, ya había terminado la visita de Ollantaytambo. Así que, nos dirigimos rumbo Cuzco dirección a Pisac que está como a hora y media de coche. Wilder, a pesar de vivir en Cuzco es originario de un pueblo del valle sagrado, así que, conocía bien la zona. Paramos a comer en un restaurante de Cuy donde solía ir él todos los domingos con su familia. De hecho, no había allí ni un sólo turista. Pedimos el cuy con papas y una cerveza grande para compartir por 45 soles.

El cuy es lo que nosotros llamamos el conejillo de indias o cobaya, se hace asado y relleno de un montón de especias. El plato típico del valle sagrado de Cuzco. Tiene un sabor… diferente, más fuerte que el conejo, más terroso, además combinado con las hierbas que tampoco son precisamente suaves hacen un plato de mucho sabor. No me encantó pero se puede comer.
Después de un rato en el coche llegamos a Pisac. El complejo arqueológico de Pisac es enorme. El más grande de los que visité en Cuzco. El camino está muy bien marcado, empecé a andar y a andar y para cuando me dí cuenta estaba en la encrucijada que bajaba a hasta el pueblo. En el último mirador antes del camino de descenso y empezaba a llover de forma seria sin saber muy bien si la ruta era circular o tenía que desandar todo el recorrido.
En un momento vi a un guardia que estaba allí así que me fui directo preguntarle. Me recomendó salir por la puerta de abajo pero claro, Wilder seguía esperándome arriba y su teléfono estaba sin batería. Así que le lloré un poco al guardia y con el talkie aviso a uno de sus compañeros de la puerta para que fuera a buscar a Wilder y avisarle.Sin mucha fe me fui por donde me había enviado el guardia. Sin ver ninguna salida y por un camino que no iba a ninguna parte. Al final, empapado, conseguí ver como por la carretera llegaba un taxi a lo que parecía el final del camino. SI! Era Wilder!!! Me monté en el coche y emprendimos el camino de regreso a Cuzco.

Llegamos hacia las 5 de la tarde, la hora ideal para comprar el billete de autobus nocturno para ir de Cuzco a Arequipa dentro de 5 días por 100 soles, hacer el briefing del tour del Salkatay y después tomar algo, cenar en el hostel con mis amigos del Ecopackers un ají de gallina (17 soles) que estaba de muerte y meterme prontito a la cama porque al día siguiente tocaba madrugar para emprender la ruta del Salkantai desde Cuzco hasta Machu Picchu, el hito máximo de este viaje a Bolivia y Perú por libre.
Si queréis contactar con un taxista de confianza y amable en Cuzco no dudéis en pegarle un toque a Wilder, aquí os dejo su contacto:
+51 954 357 790
Cómo ir de Cuzco a Machu Picchu
Una delas cosas que llevaba sin cerrar era el cómo llegar desde Cuzco a Machu Picchu, porque en contra de lo que en un principio parece hay bastantes opciones. Sin intentar ser exhaustivo dejo un pequeño resumen:

- Por libre en tren: La única manera de llegar en transporte hasta Aguas Calientes es en tren, existen un par de compañías que hacen este trayecto desde Cuzco y desde Ollantaytambo, Para llegar a Ollantaytambo se puede ir en colectivo.
- El famosísimo camino del Inca: ni me lo planteé, para poder reservarlo además de ser extra caro hay que tener la reserva con muchos meses de antelación.
- Andando por el camino alternativo: Hay dos maneras de llegar a la estación de tren de Santa Teresa. Una desde Ollantaytambo en bus y la otra yendo a Santa María en bus y desde allí en taxi hasta la estación de tren de Santa Teresa. Una vez allí, al igual que hicimos en la ruta de Salkantay, son 10km muy sencillos andando por las vías del tren hasta llegar a Aguas Calientes.
- Machu Picchu Jungle Trek 5D: Multidud de agencias ofrecen este paquete de BTT, rafting, tirolinas y trekking, para disfrutar de la adrenalina mientras te vas acercando a Machu Picchu. Rondan los 450 Dólares.
- Machu Picchu por el Salkantay 5D: El Salkantay con sus 6264m de altitud es la segunda montaña más alta de Cuzco tras el Ausangate. Es un camino de 5 días de trekking. Se hace durillo pero merece la pena. Esta fue mi elección final. Me salió sin ser la opción más barata unos 350 Dólares.
Machu Picchu por el Salkantay
Como en todas partes, a no ser que sea una de las empresas caras de lujo, alpaca o Salkantay tours, poco importa con que compañía reserves el trek (al menos esa es mi experiencia) porque juntan todos los turistas de las diferentes agencias y al final es otra la que se encarga del trekking en sí.
En mi caso después de haberme recorrido todo Cuzco los días anteriores, pillé uno por unos 350 dólares en la plaza de armas de Cuzco porque el hombrecillo me pareció muy majo. Mas o menos todos andaban en la misma línea quitando Alpaca Expeditions, que tenía muy buena pinta pero se disparaba hasta los 550 dólares y para mi presupuesto era un poco demasiado.
Aunque realmente es dinero, si piensas que son 5 días con sus 4 noches en pensión completa, que te están guiando por el monte con la entrada de Machu Picchu y del monte Machu Picchu así como el tren de vuelta a Ollantaytambo y el coche a Cuzco incluido, te das cuenta de que es una ganga.
Al final fui «Machu Picchu Resrevations» (Plaza del regocijo) y la diferencia de precio creo que se notó, ya que, en algunos momentos la organización se les fue un poco de las manos con un grupo tan grande. Aún así, la experiencia fue una gozada.
Tras hacer el breafing esa misma tarde, me fui pronto a dormir porque el madrugón del día siguiente iba a ser de los buenos. El primer día del tour, después de unas cuantas horas en microbús y un buen desayuno, aparcamos junto a los burros que nos iban a llevar la carga de camino al Salkantay. Este día iba a ser de adaptación a la altura y para ello se hace una subida desde donde «aparcan» los burros hasta un lago que está allí mismo. La subida es mortal, por muchas hojas de coca o mucho perfume de flores la subida es dura de cojones. Una vez llegas arriba, con la lengua fuera tras un par de horas de ascenso, se hace un pequeño descanso a la orilla de un lago de montaña precioso.
La ajada es larga también pero nada que ver con el sufrimiento de la ida. La pendiente es bastante abrupta y rocosa lo que te machaca las rodillas pero eso es todo. A los pies de la caminata, a una media horita del parking de burros está el primero de los campings donde se hace noche en este trekking del Salkantay. La cena a base de quinoa, verduras y patatas entró de maravilla. Como éramos más personas de las que esperaban, al final tuvimos que meternos en cada caseta 3 personas cosa que era demasiado justa teniendo en cuenta que uno de mis compañeros medía casi 2 metros y no entraba de largo en la caseta…
La mañana siguiente amaneció con un sol radiante. Y tras un copioso desayuno emprendimos la marcha seguidos por los burros que llevaban nuestras maletas (al menos parte de ellas). El camino es largo pero fácil de llevar con las espectaculares vistas que te acompañan a cada momento. algunas subidas se hacen un poco durillas por la altura, pero en general todo el grupo lo íbamos aguantando bien, solamente una persona que además tampoco es que estuviera en muy buena forma física se iba quedando descolgado de todos los demás (unos 25).
La verdad es que el camino parece una romería, constantemente vas adelantando o siguiendo a otros grupos que van hacia Machu Picchu atravesando el Salkantay desde Cuzco. Hay muchísima gente, tanto de otras excursiones como de senderistas que van por libre. El camino no tiene pérdida pero es cierto que los que van por libre tienen que llevar todo el material encima (agua, comida, ropa, tienda, saco de dormir,…) y con toda la carga la dificultad y el cansancio físico aumentan mucho.
Una vez a los pies de la cumbre nevada del Salkantay, tras un último y potente repecho (el mata gringos) se llega al paso del Salkantay a 4.600m sobre el nivel del mar, donde hacer un stop, muchas fotos y reponer fuerzas. Tras la parada, se llega a un precioso lago turquesa rodeado de nieve y acantilados donde se realiza el ritual a la Pachamama.
Si llegas bien hasta aquí, ya no hay ningún problema, porque el resto del camino es pura bajada. Primero una enorme pedrera, después saltando entre inmensos bloques de roca y para cuando te das cuenta estás rodeado de vegetación, jungla, humedad y mosquitos que te intentan comer. La bajada es muy muy larga, incluso se llega a hacer un poco pesada, así que cuando llegas a un bar y te ofrecen una granadilla se te cae la baba.
El camping de esta noche, eran unos tejados de paja para evitar la humedad bajo los que se montan las tiendas de campaña. Un alojamiento muy simple que que es más que suficiente para descansar con la paliza que llevas encima, paliza por las horas de caminata y por la altitud alcanzada. Después de cenar (una cena fabulosa) nos quedamos un rato jugando a las cartas con unas cervezas Cuzqueñas que sabían a gloria. No nos alargamos mucho porque al día siguiente nos tocaba otra buena caminata.
Tras un intenso recorrido húmedo y verde, bordeando montañas y cascadas llegamos al último campamento del trekking. Esta vez, las tiendas estaban montadas todas juntas dentro de un gran almacén abierto. Un camping sencillo pero agradable. Esta última cena fue fabulosa, buenísima. El día siguiente teníamos una actividad opcional, o hacíamos otro trekking por el lado norte del camino del inca hasta Santa Teresa o íbamos al parque de tirolinas a pasar la mañana (no incluido en el precio).
Como el día anterior me había torcido el tobillo en un mal gesto y tenía algo de dolor, yo prefería ir a las tirolonas. Suerte que los 4 españoles que había en el grupo (Carles, Pablo, Teresa y Jaime) tenían la misma idea y allí nos fuimos los 5. El parque es una gozada, un inmenso valle bordeado por dos montañas y cosido a tirolinas de hasta 500m de longitud.
La primera tirolina normal, sentado. Son largas y pillas mucha velocidad, el cable hace un ruido de la leche. La segunda, sin manos. Y para rematar la tercera, colgando boca abajo como un murciélago (para los valientes), esto si que da miedo de verdad, pierdes toda referencia de donde está el suelo y donde el cielo, de si vas hacia adelante o hacia atrás. Después tocaba la vía ferrata, muy pequeñita, subir por el lateral de una cascada y el puente tibetano, que divertido balancearlo de lado a lado. Y por último la tirolina más larga haciendo el superman. Merece la pena la verdad, es muy muy divertido.
Un taxi nos vino a buscar al parque de las tirolinas para llevarnos a la última etapa de esta aventura que es ir de Cuzco a Machu Picchu por la ruta del Salkantay y llevarnos hasta la estación de tren de santa Teresa para completar los últimos kilómetros de caminata recorriendo las vías del tren hasta llegar a Aguas Calientes.
En Santa Teresa, la famosa estación de acceso a Machu Picchu por el recorrido alternativo, hay muchísima vida. Tiendas y restaurantes a los lados de las vías mientras disfrutas de los trenes que pasan junto a los peatones. Después de comer, comenzamos el tramo final que nos separaba de Aguas Calientes, la última etapa antes de llegar a nuestro destino Machu Picchu,
El camino es muy facilito, 1okm de río y selva con las montañas sagradas de fondo, precioso, muy llano y sin ninguna dificultad, hay sitio de sobra a ambos lados de la vía como para seguir andando mientras pasan los trenes y mucho tiempo entre tren y tren para poder disfrutar del paseo por sobre las traviesas. Me recordaba a mi viaje de 2016 en Sri Lanka recorriendo las vías entre plantaciones de té.
Al entrar en Aguas Calientes se nota que es el punto de unión de todos los caminos que llegan a Machu Picchu. Está literalmente abarrotada. Masificada y teatralizada. Es bonita, pero completamente artificial. Es como pasearse por Disney en Shangai.
Tras pasear por la ciudad y cenar una hamburguesa en uno de los muchísimos de locales para turistas nos fuimos a dormir, al día siguiente íbamos a madrugar mucho para subir andando a Machu Picchu.
Machu Picchu
Nos levantamos a las 4:00AM, en la recepción del hotel nos dieron un mini kit de desayuno, y aún de noche, con los frontales encendidos, salimos a la calle. Ya había mucha gente andando por la calle con las linternas de los móviles en la mano, sólo es necesario seguir la corriente humana dirección al puente que cruza el río. Pasamos junto a la parada del autobús, con una buena cola de gente esperando que a que apareciera el primer bus.
Al poco de salir del pueblo sabes que has llegado al comienzo del camino por la fila de frontales encendidos esperando que abran la puerta que da acceso a las famosas escaleras de la joya de Cuzco. La subida no tiene pérdida, es ir subiendo la escalera inca. Va cruzándose de vez en cuando con la carretera que por la que suben los autobuses. Es una subida bastante durilla. Nuestro grupo estaba en forma, íbamos adelantando a mucha gente, y aún así teníamos que parar en alguno de los recodos a tomar aliento mientras el sol iba apareciendo en el cielo.
La ciudad está pensada para que el turista entre y se vaya. Hay que dejar espacio para el resto. Es un recorrido circular con una entrada y una salida, es decir, si sales ya no puedes volver a entrar. Hay una excepción, que tengas pagada la subida a monte Machu Picchu o Huayna Picchu.
No recuerdo bien, pero creo que la subida era como de una hora u hora y poco. Una rompe piernas. Muy vertical. Madrugar es interesante para evitar el sol y el calorazo húmedo pero no para entrar antes porque cuando llegas arriba las puertas de la ciudad sagrada de Machu Picchu están aún cerradas. Aprovechamos para juntar el grupo porque en el tramo final se había separado y también para sellar los pasaportes con el sello de Machu Picchu (hay una mesa y un tampón al más puro estilo «Do it your self»).
Las entradas para los trekings de los dos montes se pueden comprar por internet o por agencia. Las del Huayna Picchu se acaban meses antes y como no tenía tan planificado el viaje tan al detalle tuve que esperar a comprar el acceso a montaña Machu Picchu en la propia agencia de Cuzco. No tuve problema para comprarla en el primer turno así que genial.

Qué decir de la ciudad sagrada de los incas? Pues que Machu Picchu es una maravilla. El recorrido de la ciudad antigua es precioso. Sólo hay una manera de comprenderlo y es visitar las ruinas de la ciudad al amanecer, mientras la niebla sube por las montañas y va dejando entrever sus cumbres, mientras el frescor del rocío se transforma en calor húmedo, sentir la paz y el olor de la selva a a los pies.
Al comienzo del recorrido del monte Machu Picchu hay un puesto de control donde validan la entrada. Hay que apuntar en un libro de registro tus datos y la hora de comienzo del trekking (al final la hora de salida). La subida es exigente en varios tramos. Sí, son todo escaleras, pero todos los escalones son infinitos y todos de distintos tamaños, altura o anchura. Los tramos finales no son aptos para personas con vértigo. Vimos a varias personas bloqueadas agarradas a la pared mientras sus parejas trataban de ayudarlas a bajar.
Entre la subida a la ciudadela, la subida al monte (sumados unos 1000m de desnivel) y el acumulado del trekking del Salkantay, llegar a la cima del monte cuesta, así que, quedarte un rato al viento disfrutando de las vistas de Machu Picchu es un regalo. La bajada es más relajada físicamente aunque más peligrosa. Es divertido ver las caras de sufrimiento de la gente que te cruzas subiendo jejeje. Volvimos a bajar andando las escaleras incas hasta Aguascalientes, comimos algo y nos fuimos a conocer un poco el pueblo.
Al día siguiente fuimos a la estación del tren con los billetes que nos entregó la agencia en la recepción del hotel. Una vez en Ollantaytambo estuvimos buscando el transfer hasta Cuzco pero allí no apareció nadie, así que al final, optamos por ir de Ollantaytambo a Cuzco en colectivo, se toma allí mismo junto a la estación de tren y nos dejó en la plaza de San Francisco a eso de las 10:30PM. Reventado me fui directo a dormir.
Al día siguiente Pablo quería ir al valle «sagrado del sur» pero yo prefería quedarme a descansar porque el siguiente tocaría la excrsión a la montaña de siete colores o rainbow mountain. Así que nada, mientras Pablo se iba de excursión, yo me dediqué a remolonear por el hostel, el Ekopakers otra vez, y disfrutar de las calles de Cuzco.
Me fui a comer a uno de los restaurantes que según Tripadvisor es uno de los mejores de Cuzco, el restaurante nikkei Limo en la plaza de armas de Cuzco, junto a la catedral. El Limo es un restaurante fusión peruano-japones, pedí guiozas de primero y lomo saltado de segundo, ambos platos increíbles, un restaurante fabuloso. Terminé el día tomando unas chelas en uno de los bares de la plaza con la chica que estaba comiendo en la mesa de al lado y que disfrutó tanto del restaurante como yo. A las 8 a dormir al hostel que al día siguiente vendría una de las etapas que más emocionantes del viaje, la montaña de siete colores, y el madrugón sería de 4:30 AM.
La montaña de los 7 colores
Como ese día, cuando volviese de la excursión de la montaña de los siete colores, tenía el autobús a Arequipa y no quería perderlo, allí estaba yo, a las 4:30 AM en la puerta del hostel con todas mis cosas. A las 5 apareció un taxi, me dijo que le enviaba la agencia y que le habían avisado que Pablo no iba a poder venir porque estaba mal de la tripa. Algo le había sentado mal en la excursión del valle sagrado del sur… menos mal que al final no fui.

Recogimos a 3 personas más y allí estábamos una van y dos taxis en procesión camino de la montaña de 7 colores. Tardamos como 3’5h en llegar a un pueblo a los pies de la montaña donde desayunamos y cogimos energía para el treking en altitud (el camino corto, el de 2h), se llega a los 5036m de altura en la cima del Winikunka desde donde se contempla la típica vista de la montaña de siete colores.
El paseo de ida va un poco cuesta arriba pero es bastante llano. Hasta que no llegas al último tramo a los pies de Winikunka, no hay mucho desnivel. No sabría decirlo ahora, pero creo que ni superará los 200m de desnivel, sin embargo, la pendiente es potente y la altitud se deja notar a pesar de que llevaba muchos días ya en altura, sin embargo, otras personas si que presentaban síntomas de mal de altura. Los 5000m no son ninguna tontería y más si hay que hacer esfuerzos.
A pesar de salir tan temprano desde Cuzco, el camino y la montaña estaban ya llenas de gente, aquello parecía una romería. Es casi imposible hacer la foto que llevas en la cabeza de la montaña sin gente a no ser que pases la noche allí cerca y llegues antes que la horda de turistas de Cuzco.
Como me encontraba bien físicamente, fui de los primeros en llegar a la cima del Winikunka; junto a una pareja de italianos a los que se les veía muy en forma y otro chico de Donosti montañero también. Tras disfrutar de la montaña y hacer unas fotos nos fuimos bordeando la cima de los siete colores hasta el valle rojo, previo pago fronterizo a los representares del pueblo correspondiente que estaban allí esperando. Merece la pena el peaje, no es mucho y las vistas y el paseo son preciosos.

Ya volviendo en el taxi, se iba haciendo de noche y a pesar de que la hora de llegada a Cuzco prevista era las 5:00PM íbamos con retraso… empezaba a preocuparme por perder el bus, el tráfico era cada vez más y más denso. Estábamos atascados aunque el taxista intentaba adelantar siempre que podía por el arcén, muy divertido jajajja Con la noche ya encima, nos encontramos, mientras adelantábamos por enésima vez por el arcén, con un control policial. Ya me dí cuenta de que algo raro pasaba en cuanto nuestro chofer empezó a rezar…
Era la policía turística de Cuzco, nos preguntaron a los 4 pasajeros que íbamos en el taxi a ver de donde eramos (cada uno de una punta del mundo claro) de donde veníamos, si habíamos pasado todo el día en la montaña de los siete colores,… Nos pidieron los pasaportes y se llevaron a nuestro conductor a su furgoneta. Yo nervioso por la hora y porque ya llevábamos más de media hora allí, salí del coche y me puse a hablar con uno de los policías. Total, que es ilegal que un taxi participe en paquetes de excursiones de agencias…. Si nos hubiera dicho algo antes podríamos haber escurrido el bulto pero como no sabíamos nada y habíamos largado todo lo el paquete según nos preguntaban, al final al pobre hombre le cayeron de multa $1.000 americanos y suspensión de la licencia de taxi.
Dentro de lo malo tuvimos suerte, no tanta él, una hora más tarde le permitieron seguir hacia Cuzco y dejarnos en nuestros respectivos destinos. Llega ser Europa y tendríamos que haber llamado a otro taxi que tuviera la licencia en regla y habría perdido el bus entre unas cosas y otras… Al final, llegué a la estación de autobuses de Cuzco 20 minutos antes de la salida de mi autobús Cuzco-Arequipa. Menos mal que llevaba todas mis cosas encima. La noche en el bus fue muy buena, con el asiento de 180º, con la manta de cortesía y con el cansancio que provoca la altura dormí de un tirón y me desperté en ya en Arequipa al día siguiente. Comenzaba el último tramo de viaje de esta aventura por Bolivia y Perú.
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[…] manta de cortesía y algo de picar. Me pasé todo el trayecto dormido después de la paliza de Cuzco, Machu Pichhu y la aventura de la montaña de los siete colores. Ahora tocaba descubrir qué hacer en Arequipa en dos […]