Hoy también, al igual que el día anterior para las excursión de los géiseres del Tatio de San Pedro de Atacama y como iba a ser la tónica del viaje, tocaba madrugón (5:30am) para ir en van desde el Hostal Ayini e San Pedro de Atacama hasta la frontera de Chile-Bolivia. Como el trayecto es de una hora hasta la frontera se puede dormir en la van. Tras el control de pasaportes se abre la puerta y ya estás en Bolivia. Todas las vans que van a Bolivia hacen parada un poco después para desayunar. Como siempre, mesa decamping y -5 grados con un viento que se mete por todas partes. El té de muña -sabe parecido a la menta- y coca ayuda a superar el frío y la altitud. El desayuno es una parada como de una hora mientras se espera hasta que abre la frontera boliviana para poder sellar el pasaporte (por la diferencia horaria).
Como decía en el post de San Pedro de Atacama al contratar el tour del salar de Uyuni las agencias Chilenas no pueden operar en Bolivia. Lo que hacen es vender el paquete de Uyuni pero ellos sólo operan hasta la frontera y el resto del tour de Uyuni (todo el tour prácticamente). Se lo venden a alguna agencia boliviana que les venga bien. Por lo que si lo compras en Chile, no importa mucho donde lo hagas. Lo harás el tour con la compañía que tenga sitio para ti ese día.
Con un nuevo sello en mi pasaporte nos sepamos dos grupos de 4 para montarnos en los 4×4 de la agencia Salar Andino. En el coche vamos 3 personas que vamos a hacer sólo el trayecto de ida (3 días 2 noches) hasta Uyuni y otras 3 que hacen el de 4 días para regresar a San Pedro.
Antes de emprender la marcha, tuvimos que rehacer todo el equipaje porque las mochilas van en el techo del coche y no se bajan hasta llegar al refugio de esa noche. Como por el camino va a hacer frío, sol, pararemos en los baños termales y demás hay que meterlo todo en la mochila de mano, desde la bufanda al bañador. A pesar de ir sentado en el coche sin hacer esfuerzos se nota una sensación extraña según se va ganando altura. Sin embargo, el paisaje lo compensa todo. Tras un rato de coche paramos en el punto de entrada del la Reserva nacional de fauna andina Eduardo Avaroa.
Tour Uyuni, día 1: Reserva Eduardo Avaroa.
La primera parada es la entrada del parque, donde hay que pagar los primeros 150bs. Dos de las chicas no sabían que al estar en bolivia era obligatorio pagar en bolivianos y sólo tenían dólares y pesos chilenos. Momento de crisis porque no les dejaban pagar en otra moneda. Ya me veía volviendo a Chile para que pudieran cambiar. Al final, consiguieron que en el restaurante que hay allí les hicieran el cambio. Y vaya cambio, el mejor que habíamos visto cualquiera hasta el momento. Tuvieron suerte y todo. Aprovechamos la parada para descubrir como iban a ser todos los WC de ahí en adelante. Nada que ver con los chilenos. Baños mixtos, sucios y sin agua corriente. Fuera hay un bidón lleno de agua «limpia» del que con una jarra improvisada pillas el agua para evacuar el WC.
Lo más normal es hacer el tour saliendo desde Uyuni por eso, aunque las paradas son las mismas se ven al revés. En un sentido ves los géiseres por la mañana y en el otro por la tarde y así todo. Es mejor para unas cosas y peor para otras pero al final lo ves todo. La primera parada de camino a Uyuni dentro de la reserva Eduardo Avaroa fue la laguna blanca. Un entorno increíble rodeado de volcanes donde se respira una tranquilidad brutal. La superficie de la laguna congelada le daba un aspecto más blanco aún.
Tras la laguna blanca, la laguna verde con el volcán Licancabur de fondo, que tiene este color por la gran cantidad de arsénico en suspensión que contiene. Parada rápida para contemplar las vistas y vuelta al 4×4. Por el camino nos detuvimos en el desierto de Salvador Dalí. Un bonito desierto con unas formaciones rocosas que recuerdan un poco a los cuadros del pintor. Lástima no poder entrar y recorrer el desierto, nos tuvimos que conformar con verlo desde el borde de la carretera.
La última parada de la mañana programada en el tour del salar de Uyuni para este primer día eran los géiseres del sol de la mañana. No iba muy motivado con esta parada ya que el día anterior había estado en los géiseres del Tatio que son mucho más grandes en altura y número que los del sol de la mañana. Sin embargo, estos dos campos de géiseres son completamente diferentes, los del Tatio con el frío brutal del amanecer y sus enormes fumarolas por todas partes y los del sol de la mañana con sus cientos de pozas burbujeantes de colores variados. Al final esta fue una de las paradas que más me sorprendió y gusto de todo el tour. El espectáculo era tan sobrecogedor que me emocioné e iba saltando de una formación a otra con la cámara en la mano. La altura, unos 5000m de altitud, no me lo perdonó y me entro dolor de cabeza. El temido soroche o mal de altura. Una presión en las sienes que ni mascar hojas de coca funcionaba.
La parada para el almuerzo la hicimos en las piscinas termales. Relajarme en estas sí, aguas calientes y termales, me ayudó un poco con el dolor de cabeza. La comida en el restaurante con el resto de coches que estaban haciendo el mismo tour, estuvo muy bien. Para terminar un buen té de coca y una aspirina me hicieron sentirme un poco mejor.
El trecho que separa las aguas termales y Villa Mar -done etá el refugio donde ibamos a dormir esa noche- es mu largo, unas cuantas horas de recorrer los bastos paisajes de la reserva viendo de ven en cuando bizcachas, llamas o vicuñas. Sólo bagar a toda velocidad en todo terreno por esos parajes desiertos ya merece la pena. Ya cerca de Villa Mar se encuentra la última parada de este primer día del tour de Uyuni, la Laguna Rosa.
La llegada a la laguna fue bastante «apretada» después de tanto té y horas de coche estábamos todos que necesitábamos un baño urgentemente. Mi dolor de cabeza iba mejor pero el WC estaba sobre una loma muy muy lejos del parking, subir corriendo y llegar tan justo y estresado a la puerta del baño me volvió a pasar factura. Como en todos los WCs del tour hay que pagar por el pedacito de papel higiénico que te da acceso al baño. No es buena idea hacer esfuerzos a estas altitudes.
Ya, más relajado, desde lo alto de la loma pude disfrutar desde el mirador de la enorme laguna rosa -más naranja que rosa- que se extiende como una alubia rodeando la loma salpicada de flamencos por todas partes. Pasear por la orilla viendo los flamencos pasear, despegar y aterrizar no tiene precio. Dan ganas de meterse al agua para tocarlos. Para cuando llegamos a Villa Mar, tras salir de la reserva Eduardo Avaroa, era ya prácticamente de noche y empezaba a refrescar.
Lo que iba a ser un refugio de lo más básico se convirtió en una casa particular con habitaciones de dos 3 y personas. Como estaba vacío y eramos 4 mujeres y yo, me dieron una habitación doble para mi solo donde las camas tenían unas 4 mantas, por lo que no me hizo falta el saco que alquilé para dormir esta noche (que por cierto era malísimo). Como en muchos viajes nos meten miedos infundados para ganar un poco más de plata.
La noche llegó muy rápido y trajo con ella el frío, unos 5 bajo cero. La cena fue buenísima, la sopa de quinoa que no podía faltar en ninguna comida del viaje te mantiene caliente. Tras cenar nos pegamos una ducha por 10bs y nos fuimos directos a dormir. Y es que la altura te va robando la energía poco a poco.
Tour Uyuni, día 2: De la reserva al salar de Uyuni.
Amanecimos todos muy muy pronto, la verdad es que sí que hizo mucho frío de noche y al ser la habitación grande se agradecieron todas las mantas que había en la cama. Tras un desayuno abundante con pancakes y café soluble (no había ni té de coca ni de muña) volvimos a empacar todo y subirlo al techo del 4×4. Estaba un poco confuso, estábamos fuera de la reserva Eduardo Avaroa y no llegabamos al salar de Uyuni hasta el día siguiente. Qué íbamos a hacer durante todo el día?Tras pasear un poco por el mini pueblo de Villa Mar (donde los que volvían a San Pedro de Atacama volverían a hacer noche tras visitar el salar) ver unas llamas bien de cerca y hablar con algunas personas locales nos montamos en el 4×4 expectantes a ver que nos deparaba el día.
La primera parada fue la roca de la copa del mundo. Aquí a cualquier cosa le ponen nombre para justificar una parada. Una gran roca erosionada que poco tenía que ver con la famosa copa, sin embargo, el paseo por la zona mereció la pena. Junto a la copa, podríamos haber ido a pie si se hubiera querido, está la roca camello. Está si que tiene forma de camello y nada más verla fui corriendo a un coche que había aparcado a su lado para subiéndome al techo poder alcanzar el cuello y montar al famoso camello. Un ratito de fotos chorras y a continuar el tour.
La siguiente parada del tour de Uyuni fue la Italia desaparecida. Un italiano se debió perder un día por la zona y sobrevivió al frío de la noche escondido en alguna cueva de la zona. A simple vista no parece que vaya a ser gran cosa, pero entre el lo divertido que resulta encontrar bizcachas escondidas por las rocas y la tensión de estar al borde del precipicio al subir las enormes rocas la verdad es que se pasa un buen rato.
Continuando el camino paramos un momento a estirar las piernas en el mirador de la Laguna Vinto, a los pies de una bonita laguna donde hay algunos camélidos y nos explicaron las diferencias entre unos y otros. Para terminar con las lagunas, paramos en la laguna Misteriosa, misteriosa porque hay que andar un ratito por el río para llegar a una colina de piedra areniscas que hay que subir para, al llegar arriba, darte cuneta que estás en un acantilado que esconde una enorme laguna preciosa. Allí, al sol, disfrutando de las vistas y de la altura nos quedamos un buen rato con pocas ganas de volver al coche y perder esa sensación de libertad.
El Mirador de la Anaconda es un saliente de roca no apto para personas con vértigo. Al asomarte al precipicio, muchos lo hacían tumbados, ves el río serpenteaste que lo ha esculpido con el paso del tiempo. Sentarte en el precipito y sentir el fuerte viento es una sensación parecida a volar.
Atravesando cultivos interminables de quinoa llegamos a nuestro restaurante para almorzar. Como era de esperar una sopa de quinoa buenísima y un montón de segundos platos. Por fin puede tomar la primera cervecita del tour, que rica estaba. De ahí, el resto de la tarde fue de carretera y manta hasta llegar al hotel de sal, Construido con ladrillos de sal. Una ducha (otros 10bs) y a descansar bajo uno de los cielos más estrellados que he visto en la vida.
Unos catalanes habían negociado con su chófer una excursión después de cenar al centro del salar para poder ver el cielo y sus estrellas sin nada de contaminación lumínica. Siguiendo esa idea intentamos hacer lo mismo pero no pudo ser, me quedé con las ganas, a ver la próxima vez. Nos conformamos con escondernos detrás de un edificio y ver unas cuantas estrellas fugaces cruzando el cielo.
Tour Uyuni, día 3: El salar de Uyuni.
Nos tuvimos que levantar muy pronto para sin desayunar empacar las cosas montarlas en el coche y adentrarnos en el salar. Parece increíble que los conductores se puedan orientar a oscuras y sin más referencia que las estrellas. Del hotel salimos como diez coches en caravana en la misma dirección, sin embargo, una vez entro del salar no había rastro de ellos hasta llegar todos al mismo punto de encuentro, la isla Incahuasi.

Dentro del salar hay unas cuantas islas, antiguos volcanes muertos. Las dos más conocidas son la isla del Pescado por ser la más grande y la isla Incahuasi por está justo en el centro del salar. La entrada a la isla cuesta 30bs con derecho a baño. La isla es un peñasco de roca lleno de cactus y rodeado de un mar blanco de sal. Hay que tener en cuenta que el salar está a 3600m con lo subir los 200m para ver las vistas, con un frío que pela, de noche y sin desayunar es todo un reto. Ver amanecer desde la isla rodeado de cientos de cactus es una gozada.
Después de desayunar al pie de la isla, un paseito por libre por el salar y a buscar ubicación solitaria para las fotos de perspectiva típicas. No tuvimos mucha suerte con la sesión de fotos porque nuestro guía era bastante sosete y nos dejó un poco de lado por unos problemas con el coche. Aún así, fue divertido. El otro grupo de españoles que iba con el otro guía de la misma empresa sí que lo disfrutó bien, haciendo vídeos y de todo. Unas cosas super chulas.

Tras un par de paraditas más, se visita el cementerio de trenes que es más un relleno del programa que otra cosa porque es totalmente prescindible. Para varios de nosotros esta fue la última parada del tour, bajamos las maletas del 4×4 y ya estábamos en Uyuni. Yo que esperaba una ciudad y resulta ser un pueblito muy txiki.

Mi idea era coger el bus nocturno que llegaba por la mañana a La Paz, pero al ver que aún era medid día y que poco podía hacer en Uyuni más que esperar, al final, me monté en un colectivo hasta Oruro (3,5h) y de ahí otro hasta La Paz (3h). En total total, con el cambio de vehículo 7 horas. Ya de noche, a las 21:00 estábamos entrando en el Atlo.
Me puse un poco nervioso cuando me di cuenta de que la estación de destino del colectivo era la del alto. No me parecía buena idea pasear por el alto de noche recién llegado a La Paz, desorientado y sin saber muy bien a donde ir. Al final, negocié con el conductor que me llevase directamente hasta el Loki Hostel por 60bs un buen precio comparado con los taxis que van desde la Paz al aeropuerto.
El Loki es un hostel enorme y bien situado donde la fiesta de la septima planta brilla sobre todo lo demás. Desde mi cama de la segunda se podía oir la música del bar. Tras el checking, una vuelta por las calles de alrededor del hotel y cena callejera. Una birra en el Loki mientras reservaba el vuelo para Rurrenabaque para el día siguiente por la tarde y a dormir.

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[…] del ruido nocturno del bar del Loki Hostel donde he hecho noche tras la llegada a la Paz desde el salar de Uyuni dormí bien y me levanté pronto para dar un paseo por la […]
[…] superado dos de las cosas que más ilusión me hacía de este tour por Bolivia y Perú por libre: el Salar de Uyuni y las pampas […]