Una de las excursiones que más ganas tenía de hacer en este viaje por China, era la turistada del descenso del río Li, había leído en muchas partes que era mejor contratar en el hotel la excursión de descenso en canoa de bambú hasta Xing Ping que la de barco con comida incluida hasta Yangshuo. Tras pensarlo varias veces y viendo en maps.me donde estaba el embarcadero al que llevan los autobuses de línea chinos, el día anterior al llegar de los arrozales del espinazo del dragón investigamos el horario de los los que iban a Yangdi y así pillar allí la balsa de bambú por nuestra cuenta terminando el resto del trayecto hasta Xing Ping por el río.
Al llegar a la estación de autobuses cual fue nuestra sorpresa al descubrir que no había ningún autobús hasta las 4 de la tarde. No entendíamos nada… según la web había una frecuencia de media hora. Después de mucho insistir llegamos a entender que nos habíamos topado con la vuelta ciclista Yahngshuo-Guilin y se había suspendido todo el el servicio de autobuses de la mañana. Qué mala suerte!
Tras intentar negociar con varios taxistas sin éxito, estábamos desolados pensando en hacer tiempo hasta las 4 de la tarde, cuando de la estación de autobuses nos sale un hombre que nos lleva hasta un autobús clandestino gritando Yangshuo-Yangshuo, o algo parecido porque no se le entendía nada. Como no teníamos mucha más opción nos montamos entre cajas y parachoques de autobús de repuesto que bailaban sobre los asientos de atrás. En unos momentos el autobús se llenó y salimos dirección Yangshuo. Tras unas cuantas vueltas perdidos por la autopista echando marcha atrás por el arcén para volver a una salida y otras tantas cosas emocionantes, llegamos a Yangshuo pero en vez de en el centro, el chófer mediante gestos nos indica en que autobús de línea teníamos que ir para llegar allí. La carretera estaba cortada por la vuelta ciclista, según el GPS estábamos como a media hora en el bus urbano… aprovechamos bien el tiempo para echar una siesta, pasear entre el «hogar del jubilado chino» que estaban allí disfrutando de la sombra y para comer una de las comidas más ricas y baratas de todo el viaje en el chiringuito de una abuelita super simpática.
Una vez terminamos de comer, vimos que los autobuses urbanos se ponían en marcha así que salimos corriendo para montarnos en el primero. Al llegar a Yongshuo nos bajamos en la estación de autobuses y montamos en otro para subir a Xing Pin, a eso de las 4:30 llegamos a la estación de autobuses. Desde el autobús reservamos para dormir en el único hostel de la ciudad, Xing Ping Hi Grey Hostel, muy cerca de la estación y suficientemente limpio. Se había hecho muy tarde, una vez hecho el check in fuimos corriendo al río para ver si conseguíamos alguna barca, ya que, ese era el único objetivo del día y con lo pronto que cierra todo en China ya nos temíamos que todo el trayecto del día iba a ser para nada. Al llegar al embarcadero del río, otro problema, nos dijeron que los billetes de los barcos no se compraban allí sino en el centro del pueblo, junto a la estación de autobuses, así que, a toda prisa me monté en un tuc tuc en busca de los tickets.
Diez minutos antes de que dieran por cerrado el río estábamos embarcando en una balsa de «bambú», en realidad es de plástico simulando la forma del bambú y empezamos a disfrutar de los paisajes del río. Sin duda merece la pena, a la mejor hora, en el ocaso, sin apenas tráfico por el río pudimos disfrutar de todas esas colinas mágicas.
Al terminar fuimos a ver un poco el pueblo que es muy pequeñito pero precioso. Entramos en un bar, el bar de un hotel y nos pedimos unas cervezas cuando una chinita nos vino a saludar. Al principio no la reconocimos pero era Casey, la amiga que habíamos hecho en el hostel de los arrozales del espinazo del dragón. Qué risas, cenamos allí con ella que eligió los platos, unos platos que no habríamos pedido nunca por nosotros mismos pero que ricos. Al terminar, como ya no había casi nadie por allí nos fuimos los 4 a nuestro hostel a jugar un poco al billar que había en la recepción y así acabamos la noche entre risas y partidas de billar con nuestra amiga Casey. Un largo recorrido en autobús para hacer un pequeño trayecto por el río Li, pero mereció la pena, desde el autobús clandestino hasta comer en la china menos turística por una vuelta ciclista china, hizo de este día una experiencia inolvidable.
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